lunes, 24 de junio de 2013

CAMPO DE CRIPTANA EN EL TIEMPO DEL QUIJOTE (X)

La ermita de la Virgen de Criptana es un edificio, en lo fundamental, del siglo XVI, heredero de otro anterior de época medieval, y restaurado en diversas ocasiones.
Panorámica del Cerro y ermita de Criptana

El proyecto parece ser de 1513, debido a Juan García y Esteban Sánchez, que trabajaron en las obras del monasterio de Uclés. Su construcción se alargó en el tiempo. En 1554 no estaba acabada porque sus constructores, dos vizcaínos, se habían dado muerte recíprocamente. El campanario se estaba construyendo a fines del siglo XVI. Una sala en la parte oriental, junto a la ermita, fue ordenada hacer en 1603 para que pudieran comer y dormir los fieles que a la ermita acudían con frecuencia para evitar que hicieran eso, así como danzar y bailar, en el interior de la ermita.

Ermita de Criptana. 
Portada de acceso
Uno de los elementos más destacados es la portada de acceso, orientada al mediodía, similar a la de la iglesia parroquial, y que nos recuerda a algunas portadas del monasterio de Uclés, lo que se explica por lo que antes señalé. 

Allí se veneraba, como ahora, a la Virgen de Criptana, cuya fiesta fue instituida por el Ayuntamiento el 25 de diciembre del mismo año en que nació Cervantes, 1547. En un principio el día de la Virgen era el 25 de Marzo, día de la Encarnación. En 1610 se trasladó al primer domingo de septiembre, pero fue por poco tiempo. 
Ermita de Criptana. La vieja espadaña
El 20 de febrero de 1604 el Ayuntamiento acordó hacer un camino de la ermita al pueblo para traer anualmente la imagen, lo que se hizo desde entonces: catorce días duraba habitualmente la estancia de la imagen en el pueblo.

Sobre la ermita de Villajos señalaban las Relaciones de Felipe II (1575): “media legua desta villa esta otra ermita de la Señora de Villajos”.

La concepción que de esta ermita tenían los criptanenses de principios del siglo XVII como referencia religiosa y mental era diferente, en parte, de la que tenemos ahora. Ninguna festividad especial había en torno de ella, si bien, como todo lugar sagrado, más o menos atendido y cuidado, era, desde el punto de vista afectivo, centro de creencias y sentimientos que el paso del tiempo no hacía olvidar.

La idea que tenían de aquel paraje era la de un lugar antes - en un momento más o menos lejano - habitado cuyos pobladores habían ido abandonando en favor del antiguo El Campo.

 Interior de la ermita de Criptana

Como recuerdo físico quedaba la ermita, puesta aún por aquellos años bajo el patronazgo de Nuestra Señora de Villajos, cuya imagen probablemente sea la encontrada en 1982 embutida en un muro de la propia ermita. El aspecto de la ermita que ahora conocemos – fruto de una reconstrucción del tercer cuarto del siglo XVII con adiciones posteriores - no era, con toda seguridad, el que presentaba aquella, edificada - aunque rehecha en parte después - probablemente dentro de los moldes de un románico de transición al gótico, más o menos acorde con el de la talla conservada de la Virgen.

 Exterior de la ermita 
de Villajos en otros tiempos
Exterior de la ermita 
de Villajos en la actualidad
Quienes vivían hace más o menos cuatrocientos años conocían perfectamente la ermita de San Benito. Así, las Relaciones filipinas afirman que había “ ... otra ermita una legua desta villa de San Benito ...” . 

¿ Habría servido la ermita en otros tiempos de iglesia del poblado de Posadas Viejas – hasta el momento sin localizar exactamente-, probablemente acabado de deshabitar ya a finales del siglo XIV a favor de El Campo? Es ésta una simple hipótesis. Perdido el pueblo, habría perdurado en forma de denominación de un paraje del término municipal. Abundando en ello, el término Posadas hace pensar en un lugar de frecuente trasiego de transeúntes; y la ermita estaba a muy poca distancia del cauce del río Záncara y del Puente de San Benito, punto de paso para muchas personas en aquella época.

Virgen de Villajos
Virgen de Villajos (detalle).


Desaparecido aquel pueblo, tal vez se entendió conveniente mantenerla en pie para atender en la práctica religiosa a las personas que tenían su lugar de trabajo por aquellos pagos, ciertamente distantes de la villa. Tenía su mayordomo, que destinaba las limosnas recibidas a la conservación del edificio, una pequeña nave de planta rectangular.

Puente de San Benito
Explotación ganadera en el lugar donde
estuvo la ermita de San Benito junto al Puente.

FRANCISCO ESCRIBANO SÁNCHEZ-ALARCOS

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